Gracias a la vegetación del Río de Oro se ha evitado una nueva inundación en el centro de Melilla.
Además de purificar el agua, los carrizos y juncos la retienen.
Aquí podéis ver cómo, tras las últimas y torrenciales lluvias, esas plantas han quedado dobladas por la fuerza del agua, lo que quiere decir que de no estar allí toda ese agua iría sin freno e inundaría la playa y el centro de la ciudad.
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